miércoles, 13 de noviembre de 2013

Bailarina de Papel.

En una pequeña cajita yace, sola y vieja. Nadie ha vuelto a escuchar su melodía ni observado como da vueltas en un hipnótico baile. Perdiendo color se encuentra, sus detalles se esfumaron entre el polvo de los estantes. Su rostro ya no muestra una feliz sonrisa, es un rostro descompuesto.

 Su maquillaje cubre emborronado su cara tras tantas lágrimas de soledad. Lleva años atrapada sin que nadie abra esa cajita que tiempo atrás atrapó sueños, ilusiones y risas. Esa cajita que hace tiempo la atrapó, se llevo su alma y la encarceló. Cuya condena cumple triste y sola, condenada a bailar entre las sombras una música que nunca sonará…


-Happy-


miércoles, 6 de noviembre de 2013

Cascos oxidados.

Una explosión me despertó sobresaltado, rápido agarre mi fusil Mausser y me parapeté en el murete bajo la ventana. Estaba frío, llovía y las gotas atravesaban los agujeros del techo y hacia resonar el suelo embarrado. Tras la explosión un largo silencio, solo se escuchaban las gotas encima de los cascos de acero. Tras ese largo silencio comenzamos a escuchar un motor, y muchos pasos. Las tropas falangistas avanzan por el norte sitiando la ciudad. Velozmente comenzamos a movernos entre los escombros de las casas bombardeadas por la legión Cóndor.

Somos la última resistencia y la última esperanza de la fuerza republicana. Entre las sombras avanzamos, la sangre de nuestra gente tiñe de rojo todos los charcos que pisamos. Entramos en una de las casas más céntricas de la ciudad cuando comienzan a disparar con ametralladoras. El chico que corría junto a mí cae al suelo, una de las balas le había perforado la cabeza y acabado con sus sueños.

¡No! He tropezado y caído al suelo. Me siento aturdido, mi mirada se clava penetrante en los ojos de aquel niño que ya no respira. Miles de palabras de arrepentimiento pasean por mi mente ¿Por qué luchar? ¿Por qué nos matamos los unos a los otros? Preguntas que no tienen respuesta alguna entre las balas. Vuelvo a recobrar el sentido… he perdido a mi pelotón y siguen disparando. El corazón se me acelera y me pongo a disparar sin apuntar, simplemente lleno de odio y miedo. Intento alcanzar algún soldado despistado que coincida en la trayectoria de mis balas. No hay suerte y lo único que consigo es llamar su atención y que disparen a la ventana tras la que me escondo.

Arrastrándome ,mientras miles de balas rompen cristales y agrietan las paredes, consigo llegar a la puerta trasera y correr hacia los campos de cultivo. Varios soldados enemigos se percatan y corren tras de mí disparando. En uno de esos disparos alcanzan mi pierna derecha y caigo sobre el barro. Con la poca fuerza que me queda me arrodillo, y apoyado con una sola pierna me pongo en pie frente a ellos que me apuntan nerviosos y cansados. La lluvia limpia mi uniforme sucio de tanto golpe en la batalla, la bandera tricolor cosida en mi camisa se deja ver limpia y reluciente. En sus ojos veo el miedo y la desesperación, pero también veo la muerte y el odio. Orgulloso alzo mi puño en alto, pasan unos segundos y…

De golpe despierto excitado, mi cama está toda sudada y tengo lágrimas en los ojos. Miro alrededor y estoy en casa. Está mi armario, mi reloj, mis fotos… observo la ventana abierta con los cristales acariciados por la lluvia y veo que nadie lucha. Nadie lucha como lucharon, nadie lucha por la libertad por la que otros murieron. Esa sangre de los charcos son las lágrimas de los caídos en batalla en los que nosotros reflejamos nuestro espíritu de libertad. Ese espíritu que se queda encerrado en aquel charco al no luchar por él.

Pero mientras tanto nos vamos a soñar, nos volvemos a dormir tras esta pesadilla pues solo ha sido una pesadilla. Lo que parece que aún no sabemos es que como no hagamos algo pronto esa pesadilla no tardará en hacerse realidad.


-Happy-


lunes, 4 de noviembre de 2013

Una tarde de Noviembre.

Ahí estaba ,sentado sobre un banco de metal bajo el techo de una parada de autobús. El cielo nublado pintaba de gris el rostro de las personas que pasaban inmersas en su propio mundo, su propia realidad. El viento, que soplaba fuerte, mecía las hojas por el asfalto de la carretera junto a colillas de cigarro. Coches pasaban con sus historias dentro, familias, hombres solitarios, estresados empresarios, bellas mujeres…

Cada uno en su burbuja, y yo ahí observando el tiempo. Deseando que nunca llegase el autobús, que todo se detuviera a mi alrededor. El viento cesase y posase las hojas tranquilas en el suelo, que esos coches no llenaran de ruido las calles y esas personas detuvieran su paso por un instante. Deseaba desaparecer por momentos, que todo desapareciese a mi alrededor… rebobinar el tiempo y pararlo cuando sentí que debía hacerlo. Era una sensación distinta, cambiar lágrimas por sonrisas y besos. Imaginar mil historias de ilusión, mil anécdotas futuras y este tiempo tan valioso para disfrutar.

Cuando estaba a punto de volver a ver tu rostro dentro de mi mente sonó el claxon del autobús que me despertó… todo seguía igual, gente en sus burbujas, ruidosos coches y colillas por el suelo. Y ahí estaba yo sentado en aquel banco frío una tarde de Noviembre con mi propia realidad y mi propio mundo. En la mano derecha el móvil, frío, como un necio esperaba tu llamada o una simple conversación…


-Happy Parpal-


domingo, 3 de noviembre de 2013

No solo un sentimiento: (Texto que escribí hace años a mis compañeros de teatro).


Yo conozco un sitio, donde todo se ilumina… la oscuridad más profunda, incluso la tristeza más lúgubre. Un lugar donde todos los fracasos se hacen victorias… en ese lugar conviven sentimientos, alegres, tristes, eufóricos, de amor…

No es un lugar perdido, está a la vista de todos pero solo los más valientes lo saben encontrar, al principio tienes miedo, te sientes solo, pero poco a poco una manta de esperanza te cubre para ser uno más.
Allí hay una familia, no es una familia cualquiera… la forman personas de distintos paraderos del mundo, cada uno tiene sus defectos y sus virtudes pero todos juntos hacen un solo sentimiento de lucha.
Juntos superan obstáculos nadie es más que otro, todos iguales, pero a la vez diferentes.

En este lugar puedes ser quién tú quieras, parecerá un sitio de locos, pues hasta volamos con sillas, luchamos con dragones, nos convertimos en preciosas flores o robustos alcornoques, somos al mismo tiempo dos personas … conducimos coches invisibles, pintamos paredes que nunca existieron… gritamos en mitad de la calle ¡PAZ! …

Lo mejor de todo es que nos reímos, disfrutamos, no pensamos en lo que crean los demás que somos, aquellos  que nunca se atrevieron a cruzar la barrera de la vergüenza y ser ellos mismos…
Subimos a escenarios, los nervios recorren nuestro cuerpo, tiemblan nuestra manos, pero conseguimos hacer lo que más nos gusta…
La gente se siente identificada, con cada papel, cada actuación, ríen con nosotros , sufren cada golpe, lloran cada lágrima y cuando bajamos de los escenarios, seguimos todos juntos adelante, es triste acabar una obra, pero sonríes porque después vendrán muchas más.

Es el mejor lugar para ser uno mismo, poca gente se atreve a abrir esa puerta, pero una vez la abres no la puedes cerrar, es una historia con principio pero que no tiene final… Caricato Teatro de Villena no es solo una ilusión está en todos nosotros… también en ti, ¿Te atreves?.


Alejandro Parpal Cabanes

Aquí mis dos últimos textos, juntos porque van dirigidos a la misma persona...

El niño en la pared:

Vuelvo a ser el niño que siempre fui cada vez que te necesito, te busco, te imagino y te sueño… ahora siento que eres el prado donde tumbarme después de una larga marcha por una montaña rocosa.

Todo el cansancio y el dolor desaparece solamente con oír tu voz o sentir tu olor. Pero como niño tengo miedo, miedo a que todo quede en un beso o un simple abrazo. Miedo a que desaparezcas y no vuelvas, miedo a que no escuches mis locuras y te espante mi inconsciencia.


Ni lo quise ni lo busqué pero apareciste, y siento que como apareciste te irás… y volveré a estar solo contra el mundo. Aunque esta es otra más de mis estupideces que nadie escuchará. Tonterías de un niño que no para de chocarse contra la pared una y otra vez…

Happy

Entre montañas nevadas:

Convertir la tristeza en odio, el odio en furia, la furia en destrucción y la destrucción en deporte. Sudar lágrimas que no has llorado, maldecir en tu mente la vida. Llegar incluso al extremo del cansancio y la adrenalina para no pensar. No pensar en toda la mierda que te rodea y que se hace aun más grande sin ti. Ilusiones creadas en una mente inútil cansada de tropezar con las mismas piedras en distintas partes del camino. Nudillos ensangrentados contra una pared, encías doloridas de apretar de rabia, puños cerrados…

¿Cansancio, tú crees? No es mi cara de cansancio, es mi cara de necesidad de tus abrazos que se vuelven locuras en la cabeza de una persona que solo busca estabilidad. Como una avalancha de nieve sobre mí, sin esperarlo pero causando gran impacto. De lejos se veía el daño de una montaña nevada tan preciosa, pero como un ignorante la quise subir para volver a caer desde lo más alto de las ilusiones. Vas subiendo y sientes como te unes a su estructura profundizas en su naturaleza para luego echarla aún más de menos cuando no está.

Happy