martes, 4 de junio de 2013

Palabras mudas:

En silencio se quedaron sus palabras, esas palabras que un día transmitieron tantos sentimientos. Unas palabras que definían cada sonrisa que tu rostro me mostraba, una mirada de gata tan profunda que hacía gritar a mi entrañas. Esas mariposas en el estómago, que son el gritar de tus abrazos y de tus inocentes besos de amiga.

Esas ganas locas de besar tu boca cada mañana, cada instante en que te encuentro… en cualquier parte besaría tus labios mientras abrazo tu cuerpo pegado al mío. Te levantaría en volandas de un solo abrazo, pues tú haces volar mi mente cada vez que te respiro cerca. Ese olor particular que define tu persona, que me persigue a todas partes.

 Esa impotencia al no tenerte, esa rabia acumulada… ese infierno que desata mi pensamiento cada vez que no estás. Son esos problemas que desaparecen al aparecer en mi cabeza, al aparecer frente a mí.
Respiro entrecortado, pulso acelerado, se me escapan las ideas porque solo cabes tú dentro de mi mente. Cuando no estoy contigo, solamente pienso en ti y en ideas para hacerte sonreír. Pero cuando vuelvo a poder hablarte, todo vuela como gaviotas tras la sirena de un barco. Y el miedo y la ilusión nublan mis ojos, que solamente desean tu rostro para calmar mi alma.
Un alma perdida que ya ha encontrado un puerto, un barco errante en la inmensidad de un océano que vio la luz de un faro y a ese faro se aferró como a su vida.





Happy Parpal

Un instante en la vida de Colette:

Otra mañana se levanta, el frío envuelve todas las partes de su cuerpo ,pero ella ,sale cada día a enfrentarse al mundo, a su mundo… no os hablo de un mundo cualquiera, es un mundo oscuro, gris, un mundo alejado de toda luz.

 Esta niña, convertida prematuramente en mujer, pasea por las calles de la soledad. Mira al frente y avanza con la cabeza alta, es su cruzada en busca del hilo de divinidad que de color a esos ojos apagados de tanto llorar. Después, de camino a casa, pasea lentamente observando cada detalle del camino… en su cabeza pasan millones de pensamientos que alteran su ritmo cardíaco y dilatan sus pupilas. Empieza a caminar más lentamente soñando que el camino a casa nunca acaba, tarareando esa canción de nana que su madre de niña le cantaba… Llega a la puerta de su casa, respira lentamente, mete la llave en la cerradura y temblando entra en lo que ella llama… hogar. Rápidamente entra en su habitación y cierra la puerta. Tras varios minutos de silencio, comienza a oír pasos firmes y pesados por los rincones de su casa, detrás de esa puerta que tantas veces a cerrado. Tras un período de pasos alrededor de su puerta, alguien empieza a golpearla repetidamente. Ella rápida, contesta con voz temblorosa “¿Si?”. Pero nadie contesta. De repente vuelven a golpear más fuerte la puerta, tan fuerte que oye un grito en su cabeza. Se agacha, cierra los ojos, y se tapa los oídos mientras con voz débil, escupe una serie de sollozos de terror. Tras varios largos segundos de agonía se escucha un calmado y taimado silencio. Lentamente se incorpora, se seca las lágrimas de los ojos y las mejillas y avanza con paso tembloroso hacia la puerta. Abre la puerta lentamente y de repente…  nada, no había nada, esto la desconcierta, súbitamente corre hacia la puerta de la calle, la abre y vuela escaleras abajo, tras de sí, unos pasos acelerados ansiosos de ella… exhausta sale a la calle y mira hacia atrás. Solamente ve oscuridad mientras la puerta se cierra lentamente. Todo le da vueltas, no reconoce nada de lo que tiene a su alrededor… una farola parpadeante llama su atención, el sonido de esa bombilla al encenderse y apagarse. Ese sonido le recuerda al latir del corazón, o más claramente al tic-tac de un viejo reloj de bolsillo. Un reloj… que cuenta cada segundo, minuto, hora… un contador de la vida, una vida dentro de un reloj.

Tras mirar fijamente esa oxidada farola, vuelve a recobrar el sentido en la realidad pero hay algo distinto. Todo está apagado, solo hay ceniza en las aceras, sombras y oscuridad. Escucha unos pasos, pasos cual zapatos de niño, y mira fijamente al final de la calle. Allí se encontraba una silueta, pequeña como la de una marioneta, unos hilos sujetaban cada extremidad de esa formación creada entre las sombras.
Entonces comenzó a caminar, torpe y bruscamente hacia ella haciendo un ruido parecido al rechinar de las puertas oxidadas, Colette cerró los ojos y se quedó quieta, inmóvil delante de ese ser… tras unos instantes breves de respiración intensa, Colette, abre los ojos y delante de ella yacía aquella marioneta, sin rostro ni faz tendida en el suelo. Los hilos que sujetaban su vida mueren  cortados al lado del cuerpo inerte de la criatura que lentamente se va convirtiendo en cenizas que se volatilizan junto al viento y se pierden en el camino del recuerdo.

Cabizbaja anda por la calle sin pararse a mirar a ningún lado, con la mente en blanco en ninguna dirección, como un barco perdido en el océano… camina y camina hasta que sus pies envueltos en sangre la obligan a tropezar sobre sí misma y caer.
El fuerte golpe contra el suelo hace que pierda toda orientación, se nuble su vista y miles de sombras invadan su mente y quede inconsciente en ese mismo instante.
El sonido de su triste corazón empieza a apagarse, poco a poco, al mismo tiempo su cuerpo es absorbido por la tierra y la naturaleza uniéndose en cuerpo y alma con esta. En el lugar donde murió esta pobre chica creció un árbol grandioso y bello, cuyas flores embellecían el paisaje. Regado con las lágrimas de Sol y los rayos de Luna, algo contradictoriamente milagroso.


Esta chica, llamada Colette, quedo libre de esta sociedad uniéndose eternamente con la tierra y formando parte de ésta. Una naturaleza que da vida y una naturaleza afectada por la misma bestia a la que dio vida una vez… el hombre. 

domingo, 2 de junio de 2013

El gato y el ratón.


Una noche paseaba tranquilo un gato por las calles y callejuelas. Solo y distraído vio pasar un ratón y rápidamente salió a su captura. Corriendo para poderlo cazar al girar una esquina, el ratón ya no estaba… el gato dudoso y mosqueado, aunque feliz del estilo de vida que gozaba, comenzó a rebuscar entre todo lo que había.

Cuando de unas de las partes del callejón apareció una gata con afán de compartir su juego. El gato simpático y alegre le pidió ayuda para encontrar el ratón, pues la gata parecía poder ser una buena amiga. Tras esta noche tan divertida en la cual ambos jugaron y se rieron quedaron alguna vez más porque juntos disfrutaban mucho del tiempo. El gato, bajo todo intento de negación personal, acabo enamorándose locamente de aquélla gatita… entonces comenzó a sentirse triste, pues esa gatita era feliz con tan solo su amistad y además ronroneaba por la vida de otro gato.

El gato, impotente, enfadado, triste… no le mostraba a ella lo que verdaderamente sentía y eso mataba aún más al gato, sentía que le mentía. Muchas veces cuando ellos hablaban largas horas, él miraba sus labios y sus bigotes y en su mente imaginaba un beso precioso, otra sonrisa alegre… pero esta vez resultado de aquel beso soñado. Se distraía mirando sus ojos de gata, marrones sí, pero con un brillo único y espléndido.

La gata seguía cogiendo aún más confianza con él, eso también le hacía feliz pero distanciaba las posibilidades de lanzarle un beso espontáneo que expresara todo sentimiento de pasión hacia ella.
El miedo de perder aquella fuerte amistad por mostrar sus sentimientos, marchitaba la rosa que existía en el corazón del gato. El gato nunca perdía esperanza, esperaba que de una relación de amistad fuerte brotara una relación de amor duradera, pues ese fue su sueño desde que era un pequeño gatito… un amor salido de una grata amistad, dónde ya existe una gran confianza. ¿Conocen ustedes algo más bonito? Aunque la atención de ella residía en otro lado, el gato, siendo él, solo él, intentaba capturar la atención de la gatita… quería conseguir que lo viera como algo más, algo más que a un amigo.

La historia de este gato aún está por escribir, aún no sabemos cómo acabará este cuento… en la cabeza del gato siempre habrá un final feliz, pero sabemos que los finales felices solo existen en las películas de Disney. Ahora después de esta expresión de sentimientos solo tú podrías escribir algún final… el final que enmudezca las palabras sobrantes y solo un acto o una mirada diese ese punto para finalizar la historia.

-Happy Parpal-


Ni estabas ni estarás...

¿Dónde estabas cuando nos robaban los derechos? ¿Dónde estabas cuando siempre eran los mismos quienes se llevaban los palos de las manifestaciones? ¿Y cuando una religión de esclavos dominaba las mentes de las personas de tu país?, ¿Dónde estabas cuando los demás luchábamos por tu futuro, también nuestro? ¿Dónde te escondías cada vez que echaban a un hermano, un ciudadano, una persona… de su propio hogar? Cada vez que un político corrupto robaba tu dinero e infectaba esta sociedad con sus mentiras ¿Dónde estabas?

¿Dónde se quedaron tus palabras cuando no estabas conforme? Cuando nos quitaron las becas y nos esclavizaron con su manera de educar… te repito otra vez. ¿Dónde te encontrabas?
Ahora ya es tarde, por tu cobardía e ingenuidad los ricos llenaron sus bolsillos, los pobres ,aún más pobres ,perdieron sus hogares e incluso muchos se suicidaron al no poderlo asimilar… sí, su sangre está en tus manos, al igual que en las manos del que lo ignoró. Vimos como en el miedo de un pueblo ascendió una fe de esclavos, sumisos, que reprimía las mentes de los más débiles. Una religión que apoyó fascismos, suprimió libertades  y excluyó personas por el solo hecho de amar.

 Un hipócrita como tú se escondía, se escondía por que la mierda no le salpicaba. Observabas la televisión como si eso no te afectara, como muchos que cayeron en su propia necedad. Apartabas la mirada de aquel que no tenía, aquel que mendigaba.
 Tu incultura llevó al radicalismo y desprecio de los ideales verdaderamente éticos y naturales que regían las leyes de la humanidad. El estado lleno tu cabeza de balones en el aire, golpeados por perfectos jugadores que poseían grandes sumas de dinero. Una grata distracción a lo que de verdad estaba ocurriendo, una incitación al desprecio del vencido.

 ¿Qué le dirás a tus hijos cuando no haya vida que vivir? ¿Cuándo lo único que les quede sea una mente en ruinas, unas marionetas movidas por los hilos de una sociedad que tú no cambiaste?
No permitas que esto ocurra en un futuro, ¡Lucha! Alza tu voz y puño en nombre de todos los caídos. No permitas que se pierda por lo que un día lucharon. Sal a la calle, únete, deja a un lado las diferencias y pelea por una España unida, una España igualitaria. Corta los hilos de esta aristocracia a la que ellos llaman libre democracia. ¿Desde cuándo una democracia necesita un Rey?.

¿Dejarás que sigan estafando tu presente y tu futuro? Termina de leer este texto y piénsalo otra vez, pero no te quedes ahí parado… ¿De qué lado estas? 


-Happy Parpal-