Y disfrutaba de todas la pequeñas cosas de la vida… Se le
veía en los ojos y en esa risa desquiciada. En como transmitía música a través
de sus dedos y como nos la dejaba escuchar. Detrás un paisaje precioso, un sol
radiante que se reflejaba en el tejado y los cristales de las casas.
El humo de las
chimeneas envolvía el frío que se colaba entre los dedos de aquél genio. Una
mente difícil de comprender acompañada de una voz tranquila y profunda. A la
vista de un cualquiera parecería un hombre acabado, un hombre loco. Un loco
dentro de una familia desestructurada. Una familia que se rompe… pero ahí
estaba él, guitarra en mano. Disfrutando y transmitiendo su mente en forma de
melodía, expulsando todos sus problemas a través de la música. Con una mirada
inocente y una risa de niño. Hablando de las bellezas de la vida…
-Happy-
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